También los instrumentos saben hablar y contar historias , pues como sucede con cada uno de nosotros , lo único necesario es que haya alguien , dispuesto a enseñar , trasmitir y a compartir todo lo que ya sabe ; para que el que escuche aprenda a escuchar , para que luego de forma extraña y paradójica , después de haber oído todo lo que pueden decir las palabras , entender que al final , lo que de verdad importa , las historias y las emociones que abrigan , están en el margen de las palabras , pegadas a ellas pero en el reverso donde la voz sirve de poco , donde solo cuentan los gestos , la risa , la música .
La vida que no cuentan las palabras , pero que también se puede contar , la vida que quiere ser dicha , con un lenguaje que está un poco mas arriba , donde ya no pesa tanto el tiempo y el espacio y quizá por ello duela más , una forma intima y ambigua de decir llamada música .
La guitarra nos cuenta aquello que le dictan los dedos, que recogen con serena emoción todo lo que cae desde el corazón. No importa el modo en que se diga: rumba, fusión, freeplay, flamenco, gitano oriental....la pasión contenida vive en cada composición de Paco Rentería de un modo tan intenso que casi se nos olvida el rostro con que nos mira, pues siempre nos consume el mismo brillo en el fondo de sus ojos .Historias que fluyen suavemente a pesar de la intensidad que las sostiene.
Melodías llenas de tensa delicadeza , de resistente fragilidad , como las propias cuerdas de la guitarra que se tejen alrededor del cuerpo para no descoserse hasta al final de un concierto , o mucho mas allá .Una guitarra que lo domina todo y casi lo aplasta , pero en los márgenes quedan pequeños huecos de luz que provienen de percusión , bajo , violines chelo , trompeta.....para redondear el espacio donde respira ese hermoso concierto .
Paco Rentería vuelve tranquilo , seguro , ilusionado ; arando nuevos surcos en la música, ofreciendo un concierto y una nueva producción que se nutre de elegancia , ímpetu y sabiduría , para , sin dejar de mirar al suelo , agradecido a la tierra y la tradición que le sostiene , caminar hacia delante con paso firme . Dejando que los dedos cuenten historias que la guitarra convierte en lágrimas
