Por Fausto Triana
París, 22 jun (PL) Arropada ante la intempestiva frialdad con la música en sus más disímiles formatos, géneros y estilos, Francia amaneció hoy entregada a la poesía de la 29 edición de la Fiesta de la Música.
Sin añadir un adjetivo innecesario, poco más de 14 mil conciertos, muchos con el toque de distinción de "las rimas femeninas" para enaltecer a la mujer y otros aderezados de la impronta didáctica en el más alto vuelo.
En el teatro de Chatelet, Jean Francois Zygel, pianista, compositor y profesor de escritura musical e improvisación del Conservatorio Nacional Superior de París, incursionaba para niños y adultos en una introducción a la Opera.
Excepcional oportunidad para comprender mejor la genialidad de Mozart que escribía óperas en alemán, vienés o italiano, según el postor (la iglesia, el pueblo o la realeza), y en francés como idioma para el amor.
Con el favor de la soprano Oliveira Topalovic, la mezzo Svetlana Lifar, el tenor Mathias Vidal y el barítono Matthieu Lécroart, preciosos fragmentos explicados por Zygel, de obras de Chaikovski, Bizet, Wagner, Bellini, Offenbach, Mozart y Delibes.
Regalo inolvidable del Duo des fleurs, Lakmé, acto primero, de Léo Delibes, el autor del célebre ballet Coppélia.
Con el favor de una noche clara y despejada, caminar por los puentes del Sena invitaba a dar continuidad a la Féte de la Musique, un evento impulsado hace 29 años por iniciativa del socialista Jack Lang, entonces ministro de Cultura.
En el umbral de la Comédie Francaise, el recinto donde Moliére hizo popular su tropa teatral, la orquesta de la Policía Nacional en un colorido concierto, y unos metros más atrás la gala Madjo y las españolas Amparo Sánchez y Concha Buika en el Palacio Real.
Luego, un enjambre de público en las inmediaciones de la Pirámide del Museo del Louvre, presto a ingresar en la instalación para disfruta de la "Nuit americaine" a cargo de la Orquesta de París bajo la dirección del maestro Kristjan Jarvi.
Impecables interpretaciones de clásicos de John Adams, George Gershwin (Un americano en París), y Leonard Bernstein de la emblemática West side Story con un recorrido en el cual no podía faltar Somewhere.
Había tanto para escoger que era un lujo encontrarse al guitarrista mexicano de estilo flamenco Paco Rentería, junto a intérpretes de Ecuador, Bolivia, Venezuela, Argentina, Cuba, Colombia, Paraguay, Perú, Brasil, Chile y Uruguay.
Siempre es un sueño estar en Francia haciendo lo que a uno le gusta, declaró Rentería quien con una antología de su obra se sumó a los festejos por el bicentenario de la independencia de seis naciones de América Latina.
El pentagrama no podía mostrarse más abierto e inquieto con las veladas del jazz en numerosos lugares de esta capital y otras urbes, la música sacra, el pop, la música clásica y recitales abiertos de Jena Lee, Enrique Iglesias y BB Brunes.
Finalmente, en el horizonte el Puente de las Artes (Pont des Arts), de estructura metálica, únicamente peatonal y con el donaire de los enamorados y la música en su mística. Allí las parejas colocan candados en las rejas de las pasarelas.
La Fiesta de la Música es una nueva oportunidad para el caprichoso puente. La tradición, que no tiene una fecha de origen precisa, es colocar un candado y lanzar las llaves al Sena para sellar el amor eterno.
A mediados del mes de mayo desaparecieron los más de dos mil que existían en el puente. Dicen que fueron retirados por las autoridades de la urbe por razones de protección del patrimonio.
Pero todo indica que contra los misterios insondables del amor no se puede. Han vuelto a reaparecer en número creciente.
Cosas de París.
lgo/ft
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